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Este
exoplaneta llamo la atención de científicos de la NASA porque el cuerpo
planetario es muy parecido a nuestro planeta Tierra en cuanto a su color
azul celeste. ¡Eureka otra Tierra! Fue la reacción inicial de este
grupo de investigadores al observar el inmenso parecido de este cuerpo celeste
con nuestro hogar.
Si
pudiéramos ver en el espacio a simple vista al planeta extrasolar HD 189733b,
diríamos: ¡EUREKA! Otra Tierra. Parecería una copia igual a nuestro planeta
Tierra; muy parecido en su color a nuestro mundo, pero es una pesadilla.
Es
un planeta azul; pero cuidado, no es como la Tierra. Así como se ve
nuestro planeta Tierra desde el espacio, así se ve HD 189733b, con
ese color azul celeste que caracteriza a nuestro hogar habitable, pero no es el
caso de HD 189733b, el color es lo único parecido a la tierra; este
planeta es una verdadera pesadilla.
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HD
189733b, es un gigante gaseoso extremadamente caliente; su temperatura es
de más de mil grados centígrados. Orbita muy cerca de su estrella anfitriona HD
189733 y en vez de agua, llueve vidrio con vientos de más de siete
mil kilómetros por hora.
Es uno de los mundos más alucinantes de nuestra galaxia con vientos que superan
siete veces la velocidad del sonido.
Los
científicos estaban equivocados, “el “azul cobalto” no proviene del
reflejo de los océanos; sino de su atmósfera nebulosa incendiada con nubes mezcladas
de partículas de silicato”, indicó la NASA.
Si
algún viajero interestelar lo confundiera con la Tierra y decidiera llegar a HD
189733b, sería azotado por los vientos en una espiral repugnante alrededor del
planeta,
asegura la NASA.
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No
es posible la vida en HD 189733b, el color azul cobalto de este planeta, no se
debe al reflejo de océanos tropicales como en la Tierra, sino a una atmósfera
brumosa y quemada con nubes altas ricas de partículas de silicato.
HD
189733b fue descubierto en el 2005, pero caracterizado sólo en el 2013 gracias
al telescopio Hubble de la NASA. Se encuentra a 63 años luz, es del tamaño
de Júpiter y orbita su estrella en 2,2 días terrestres. Aquí aplica el
dicho que dice, «no todo lo que brilla, es oro».