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EXISTEN DOS PLANETAS PARECIDOS A LA TIERRA APTOS PARA LA VIDA


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En la constelación de la Lyra existe un Sistema Solar de cinco exoplanetas de los cuales hay dos de ellos que destacan por estar situados en la “zona habitable” de su estrella. Se trata de Kepler-62, una estrella parecida a nuestro Sol que esta un poco lejos (a 1.200 años luz de distancia de la Tierra).

Es bien sabido, que los planetas interiores que están demasiado cerca de su estrella (Kepler-62b, c y d) son muy calientes para albergar vida como la conocemos. Los que se ubican a una distancia adecuada; ni muy cerca, ni muy lejos de su estrella como para que el planeta pueda albergar agua líquida en su superficie, son muy prometedores.

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Este es el caso de Kepler-62e y Kepler-62f; dos planetas parecidos a la Tierra aptos para la vida situados en la “zona de habitabilidad” de su estrella madre que fueron descubiertos en 2013 por el telescopio Kepler, el mayor cazador de planetas enviado al espacio. Uno de estos dos exoplanetas, podría estar cubierto de océanos.

Dos planetas parecidos a la Tierra aptos para la vida situados en la “zona de habitabilidad” de su estrella madre.

Kepler-62e es un cuerpo celeste rocoso descubierto por el método del tránsito y orbita su estrella cada 122 días; considerado como una “supertierra” con un 60% mayor en tamaño a la Tierra. Los científicos aseguran que este exoplaneta tiene agua líquida, una atmósfera muy nublada, por lo que es un mundo cálido y húmedo, ideal para la vida.

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Mientras que Kepler-62f, posee un radio 1.4 veces mayor que el terrestre, le da una vuelta completa a su estrella en 267 días y es un 40% más grande que nuestro mundo. Este exoplaneta, también se encuentra en la “zona habitable” y es firme candidato para albergar vida, pero por ser el más exterior de los cinco planetas, es un poco frío; algo similar al clima de Alaska.

En consecuencia, ambos planetas son muy parecidos a la Tierra y candidatos a ser estudiados por el nuevo telescopio James Webb por sus características prometedoras para la vida, tal y como la conocemos. Si logramos construir naves espaciales con motores warp drive que superen la velocidad de la luz, podremos viajar a cualquier galaxia.


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