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Cada ves se detectan más y más planetas potencialmente
habitables en el Universo del tipo rocoso parecidos a la Tierra. En este
caso, un grupo internacional de científicos descubrió un exoplaneta templado muy
cerca de nuestro vecindario galáctico que podría también albergar
vida extraterrestre.
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El cuerpo rocoso, fue bautizado como Ross 128 b, por los científicos
del Observatorio Europeo Austral (ESO) y se encuentra a 11 años luz de
distancia de la Tierra. Estudios más profundos sugieren que
este cuerpo celeste orbita una estrella (Ross 128) del tipo enana roja
tranquila y estable cada 9,9 días terrestres.
Ross 128 b tiene una masa de al menos 1.4 la masa de la Tierra y
según el informe publicado en Astronomy & Astrophysics, se encuentra en la
ZONA HABITABLE de su estrella donde se puede encontrar agua
en estado líquido. Este interesante planeta, es el “PRIMO CERCANO” de la Tierra y el
segundo más cercano después de Próxima b que es el más cercano a 4,23 años luz de
nuestro mundo.
Los responsables del informe aseguran que, Ross 128 b es posible que tenga agua en su superficie, el ingrediente primordial para la vida. El exoplaneta es bastante parecido a nuestro planeta en tamaño y temperatura que está siendo estudiado por los astrónomos desde su descubrimiento en 2017.
Así se vería la superficie de Ross 128 b según los datos suministrados al artista. |
Es un mundo muy prometedor y su atmósfera es objeto de estudio
en busca de vida, y actividad biológica. Precisamente, en Chile se está
construyendo un potente telescopio de casi 40 metros para estudiar este tipo de
planetas; en especial, este “PRIMO CERCANO” de la
Tierra.
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Ross 128 b, es el vecino con más características positivas para
albergar vida alienígena y como la conocemos de acuerdo con la NASA. Este nuevo
mundo es el segundo más cercano después de Próxima b y un
buen candidato para análisis más profundos con el telescopio Extremely Large
Telescope (ELT) y el James Webb para buscar biomarcadores en su atmósfera.
De acuerdo con Nicoles Astudillo-Defru, coautor del artículo
científico, Ross 128 b viene siendo investigado desde hace más de 10 años con el
instrumento HARPS para ver con más detalles la composición química de su atmósfera
en busca de oxígeno y biomarcadores que permitan la sustentación de la vida.